Mi Tata Decía:» El miedo no es zonzo y nos pone en alerta»

Y no es una frase copiada, es lo que realmente nos decían nuestros abuelos. En el caso de quien escribe me tocó un abuelo que sus padres vinieron de Italia, de la zona de Abrúcese , luego a Arocena Santa Fé, finalmente a la Provincia de Córdoba. Ellos acuñaban esta frase porque el miedo era miedo y no era joda.

Compartimos la reflexión que hace del » Miedo» , y no a lo desconocido, la Sociedad Rural de Jesús María.

EL AFÁN DE NUBLAR EL HORIZONTE

Si vamos al diccionario a buscar el significado de la palabra “obstinado” nos dice que es la manera de adjetivar a una persona que “se mantiene excesivamente firme en una idea, intención u opinión, generalmente poco acertada, sin tener en cuenta otra posibilidad”. 

Así, desde esa definición implementar con tenacidad medidas que ya fracasaron, negar al punto de la amnesia los errores que nos siguen ubicando fuera del mundo y no hacer absolutamente nada de manera eficiente; más que mantener el poder, sus cargos, hacerse de las cajas y garantizar fueros, es sin dudas ser obstinados. Cómo inevitablemente lo será el aumento del déficit y el avance sobre las libertades de los que generan ingresos genuinos y brindan trabajo a riesgo propio.  

Nuevamente y no por ello sin expresarnos, tenemos esa extraña sensación de haber pensado que esto podía pasar y la final confirmación de que suceda. 

Además sumamos lo que escuchamos de boca del flamante ministro de ganadería, expresando un concepto que nos hizo correr una gota fría por la espalda. El múltiple, eterno y recurrente  funcionario Julián Domínguez, con una soltura de comedia declaró que “la carne es un bien público de carácter cultural”.  

¿Que seguirá ahora? Podemos pensar en medidas al respecto, proyectos de ley ideologizados y acciones totalitaristas retrógradas. Lamentamos decirles que tal vez eso no sea lo único, pues detrás de esas palabras hay legiones de familias que trabajan desde hace años en la industria ganadera; que observan cómo se “nublan” ante sus ojos sus animales, su campo, su tranquera, su brete, los peones, los camiones, la planta de faena y así sigue la cadena. Ese efecto visual es el espanto de escuchar una “peligrosa burrada” en contra del resultado del esfuerzo de quienes realmente dedican su tiempo y trabajo sin esperar que nadie los manipule con populismo pos derrota electoral. 

Finalmente, se nos ocurre preguntarle al abogado Domínguez, si desde su profesión y experiencia se imagina las consecuencias jurídicas de esa declaración. Pues, expresar que la carne es un bien público de carácter cultural no es más que justificar la expropiación de bienes que producen los privados mediante el “berreta argumento” de que ésta forma parte de la herencia y el acervo cultural. 

Muchos de este lado somos ignorantes en varios temas de su profesión, tal vez como el mismo ministro lo sea en la nuestra; pero el miedo, como decían nuestros abuelos, no es zonzo y nos pone en alerta.  

Prensa SRJM