El paso a paso de una producción jujeña muy apasionada: El Tabaco Virginia

Nota: Valor Agregado / Redacción : Carolina Chiarotto

Desde Córdoba, Valor Agregado dialogó con Ximena Rojo Brizuela, Ingeniera de la Provincia de Jujuy, productora de tabaco y miembro de Casafe.

Calculó que la unidad de negocio “rentable” esta alrededor de 30 hectáreas, con un precio por kilo pagado por las empresas que ronda los 2 dólares o sea 200 pesos.

Con un tiempo de producción de alrededor de 11 meses, el tabaco emplea una gran cantidad de mano de obra en el norte del país. El ciclo comienza con la siembra de una semilla muy chiquita, con la que se hacen plantines y al cabo de tres meses se trasplantan a potrero para ser cosechados a principio de diciembre.

Entrevista con la Ingeniera Ximena Rojo Brizuela

La Ing. Explicó que la cosecha se realiza a medida que van madurando las hojas, de abajo hacia arriba con diferencia de una semana entre un corte y el que sigue. En tanto, con la madurez del tabaco cambia el color de la hoja de un verde intenso a un verde limonado-amarillento y la vena principal se va poniendo “blancuzca”.

“En febrero se va terminando la cosecha con los últimos cortes”, especificó.

Señaló que la mano de obra es muy intensiva, ya que casi todas las tareas son manuales y mecanizadas al mismo tiempo. La cosecha se realiza por cuadrillas, entre 7 y 8 personas.

Respecto a la hidratación de la producción, tanto los plantines de tabaco, el trasplante y la producción en potrero se hace con riego artificial, generalmente gravitatorio que se deriva por los distintos surcos lo cual requiere regadores especializados. “Muy pocos riegan por goteo”, aclaró.

Desde el punto de vista económico señaló que el problema de los productores es el tamaño de la infraestructura que poseen para la actividad, la rentabilidad cada vez más chica y la dificultad para mantenerse y/o reinventarse.

Tabaco Virginia

Tabaco Virginia es el que se realiza en Jujuy. Cuando se cosecha se ponen las hojas dentro de grandes secaderos que generan calor, controlan la humedad y temperatura al tiempo que son los que permiten terminar una fase de maduración del tabaco para estabilizar la química de la hoja además de secar la lamina y la vena.

Una vez que se seca el tabaco se lo vuelve a colocar en estas estufas para un último proceso que es la humectación. Aquí la hoja queda como si fuera “un trapo” muy fácil de manipular porque el último proceso del tabaco es la clasificación del mismo.

“El tabaco clasificado y enfardado es lo que se comercializa a las empresas”, puntualizó por último la especialista.

Complicada actividad pero apasionante producción agropecuaria.