Una bella historia de campo: Thiago Príncipe es hijo de contratistas Rurales y aprovechó sus vacaciones para construir su propio Karting

 

Thiago tiene 9 años, hijo de Hugo Príncipe y Adriana Dolso, residen en la zona rural de San Ambrosio, a pocos km de Río Cuarto, unos 20 km, y pegados a la Escuela Salesiana Ambrosio Olmos, un ícono de la enseñanza agropecuaria.

En sus vacaciones y en el taller de su papá Hugo, a unos 15 metros de la vivienda en la que reside con Papá Hugo y Mamá Adriana, se encuentra el taller de reparaciones de cosechadoras, tractores, camiones, que la familia utiliza para la tarea de contratistas rurales. Para Thiago es la sala de los juguetes, pero utilizada con la mirada celosa maternal y controladora de Adriana, como toda mamá, protegiendo a su hijo de todo.

Por ello nos llegamos hasta el establecimiento agropecuario de la familia Príncipe y dialogamos con Thiago, Hugo y Adriana, parte de la familia Príncipe, ya que sus hijos Lucas, Alex y Joel estaban en sus quehaceres diarios de campo.

Entrevista a Familia Príncipe

 

Thiago nos cuenta que mientras estaba de vacaciones de verano fue hasta la casa de su hermano Joel (otro de los inventores de la familia, el Davinci Cordobés), lo vio y ahí se decidió a hacerlo, “Estaba aburrido y me puse a hacerlo”.

A la hora de utilizar herramientas

Sin dudas alguna, usted mientras lee, se preguntará cómo un niño de 9 años maneja esas herramientas. Pero así es la vida de campo, quien escribe pasó por la misma situación en la que nuestros padres nos enseñaban a manejar una soldadura, una autógena, manejar un tractor, etc a esa edad.

Le sucede lo mismo a Thiago, con un condimento especial que tiene a su papá, mamá, hermanos siempre con él en el campo que le enseñan de todo y lo cuidan permanentemente de los peligros. “Lucas (hermano) me enseño a soldar”.

¿Qué te gusta hacer Thiago?

-Me gusta hacer cosas como estas.

¿Osea, te gusta inventar cosas?

-Más o menos, me gusta hacer esto.

La ternura con la que responde Thiago y la sencillez, es la que a veces nos olvidamos los adultos. Hace lo que realmente le gusta, un apasionado de los fierros, la soldadura y el campo.

Por supuesto, y esto en secreto, hablamos previo a la nota con Hugo y Adriana, que Thiago  se avoca tanto a esa pasión que a veces se olvida un poco del colegio , por ello le insistimos (como buen padre) que no le afloje al colegio, cuestión que nos pasa a todos los padres.

¿Qué te gustaría hacer cuando seas grande?

-Quiero ser maquinista.

 ¿Cómo tu papá?

-SÍ.

Hugo es contratista rural, como todo contratista suele salir de campañas a La Pampa y otras provincias, pasando navidade, año nuevo en la casilla con sus colaboradores. Pero cuando se regresa de la campaña hay que reparar máquinas y ahí llegan al taller que se aprecia en el video. Por lo que Thiago comienza a vivir uno de sus momentos felices, ya que, durante días, meses se reparan máquinas y se respira “olor fierro soldando”.

Lucas, el hermano, es quien le enseño a soldar, a maniobrar diversas herramientas, que tienen su peligro, pero hay un buen tutor que lo hace con amor y le transmite la misma pasión.

Bien de campo, y ojalá que las autoridades fomenten estas escuelas, como la que asiste Thiago Escuela Rural Remedios de Escalada de San Martín. La educación rural es uno de los aspectos fundamentales que los gobiernos deben atender para que el retorno de los productores y empleados al campo sea una realidad , pero la educación de nuestros hijos es una de las condiciones principales a la hora de instalarse en el campo.

Papá y mamá

Luego de hablar con Thiago, dialogamos con el orgulloso papá, Hugo. Es un orgullo, han sido los cuatro hijos así, Lucas cuando era chico hacia lo mismo, Joel también, Alex diseña cosas muy buenas pero no lo muestra. “Cada uno tiene lo suyo y lo hacen muy bien”, relata con emoción en los ojos el contratista.

Como diálogo entre padres le plantemos a Hugo que en lugar de jugar a la Play , Thiago realiza esto e inspira trabajo. “Es así, yo creo que, por la vida de campo, que es muy distinta a la de la ciudad, jugando y viendo como trabajamos les encanta”, dice Hugo.

“ÉL tenía dos o tres años y martillando se sacó dos uñas”, recuerda Hugo. A la vez, con una sonrisa, rememora  que el niño golpeaba arriba de una bigornia, pero como golpeaba él no lloraba y no pasaba nada y sonríe.

Las “hermosas” complicaciones

La familia vive a 20 km por camino de tierra, con lo que ello implica, de Río Cuarto. Cada vez que Hugo o Adriana salen , Thiago pide cosas. Pero no pide golosinas, o juguetes , pide “ una ruedita, un tornillo, tráeme caño”. Como así también añade: “ El otro día le desamó una parte del motor al karting con motor, lo desarmó él y le tuve que traer un resorte”, comenta riéndose Hugo, ya que a veces los tiempos son cortos, pero por un hijo uno hace lo que este y no esté al alcance, mientras sean felices.

Mamá Adriana

Adriana es mamá de Joel, Lucas, Alex y el más chiquito Thiago, además ahora orgullosa abuela, ama de casa, contratista junto con su esposo, administradora. “Uno esta criado en esto”, respondió Adriana cuando le preguntábamos si esto le encanta.

En cuanto a la mirada materna, acerca de los peligros, señala que ella lo mira cuando no hay nadie en el galpón, ubicado a unos 20 metros frente a la casa. “uno esta acostumbrado, pero se que él se protege con ciertas herramientas”.

Sin dudas cualquier papá que vea estos dones de un niño de 9 años aspira a que estudie y profesionalice estas sabidurías de la vida. Por lo que Adriana coincide con la mirada.

Esto es como dice Hugo, los cuatro (hijos), uno hace mal como papá de alabarlos , pero uno está orgulloso como papá , Thiago  es chico pero tiene un buen futuro, los otros tres están grandes pero están encaminados”. Afirma Adriana.

Vivir el trabajo y que los hijos lo vean , quizás sea contagioso para nuestros hijos y en eso quien escribe y Adriana coincidimos.

Gracias Familia Príncipe y felicitaciones.