Con el «casi» fin de la campaña gruesa y el inicio una nueva campaña para reservas de forrajes, los productores deben planificar estratégicamente sus siembras para garantizar una oferta equilibrada durante todo el año. La Natalia Aiassa, ingeniera agrónoma y titular de Agrosemillas Aiassa, compartió claves fundamentales para una correcta planificación forrajera.
«Ya deberíamos estar sembrando. En stock tenemos prácticamente todo, ya estamos preparados y listos para arrancar la campaña con todas las ganas y con la misma energía de siempre», dijo a Valor Agregado Agro. Además, destacó que las condiciones económicas han mejorado y que hay opciones de financiamiento en cuotas con tasas razonables, incluyendo tarjetas agropecuarias y acuerdos bancarios con cheques.
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En cuanto a las condiciones climáticas, Aiassa explicó que la disponibilidad de humedad es clave para la siembra de forrajeras templadas y verdeos en otoño. «Si las condiciones no son buenas, después nos enfrentamos a inviernos y primaveras con déficit forrajeros, lo que dificulta la producción ganadera», señaló.
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Respecto a la alfalfa, recordando que la empresa es líder con su material Imperial 6, Aiassa indicó que «es un cultivo con lento crecimiento inicial y que no demanda tanta humedad en sus primeras etapas. Si se siembra pura, sin verdeo acompañante, sobrevive bastante bien a períodos de déficit hídrico en invierno». Sin embargo, advirtió que «si no hay lluvias primaverales, la raíz no logra desarrollarse en profundidad y los lotes pueden verse afectados».
La planificación forrajera es clave para mantener una producción estable a lo largo del año. «Cada especie tiene curvas de crecimiento diferentes y estas varían según la fecha de siembra. Para estabilizar la producción invernal, es recomendable combinar distintas especies y variedades», explicó. En este sentido, detalló que la cebada, al tener un rápido crecimiento inicial, permite su aprovechamiento temprano antes del invierno. «La avena, si se siembra temprano, tiene una pequeña curva de producción otoñal y luego se frena con los fríos, al igual que la cebada. En ese momento, las especies que continúan produciendo son el triticale y el centeno», comentó Aiassa.
En primavera, el centeno pierde calidad al encañar, mientras que la avena retoma un buen volumen de producción. «Está bueno empalmar las curvas de los distintos verdeos para lograr una oferta más homogénea y mantener la carga del campo», agregó la ingeniera.
Finalmente, la Ingeniera Aiassa subrayó que la carga ganadera debe definirse en función del momento de menor producción de pasto. «No se pueden tener más animales que la cantidad de pasto disponible en el momento crítico del año. Ahí es cuando entran en juego los recursos diferidos del verano, como el silaje o los rollos», explicó.
Con una planificación adecuada y la correcta combinación de especies, los productores pueden garantizar una oferta forrajera estable y eficiente a lo largo del año, optimizando el rendimiento de sus sistemas productivos.